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Emprender es emocionarse si... pero emprender también es un gran acelerador de consciencia.

Cuando hace un par de años quisimos bifurcar Conciencia-T con el propósito de explorar en paralelo la vía del emprendimiento consciente, fueron muchas las personas que no comprendieron nuestro propósito al realizar este giro, en apariencia, contrapuesto a la misión que en su día nos trazamos: colaborar en la medida de nuestras posibilidades al despertar de la consciencia grupal. Tal y como está el patio actualmente a todos los niveles, considero que esas personas ya comprenderán que nos estábamos anticipando a lo que nos venía... porque éramos conscientes de la que nos venía. Y lo expreso así de claro porque a toro pasado nadie que siguiera nuestros contenidos desde el principio podrá negar que lo avisamos por activa y pasiva. Lo impensable y utópico para muchos... e incluso objeto de burla en foros empresariales... se acabó convirtiendo en una realidad.


Y si bien, "Emprender es emocionarse" tal y como concluyó en su titular uno de los periodistas por los que fui entrevistada en el pasado, ¿Cuáles pueden ser las emociones que emergen cuando como emprendedores "Todos los astros se alinean en nuestra contra" para impedirnos la buena marcha de nuestros negocios? ¿Cómo me sentiré cuando tras coronar la "cumbre del éxito" esa para la que nos preparan e incentivan, quizá me toque descender por su otra cara, la del "fracaso"? esa de la que pocos hablan y que me confrontará con mis peores demonios, a razón de... que "para los demás".... por arriesgar y apostar por mis sueños acabé perdiendo la mano.


Y digo mis peores demonios, no sólo por lo que en muchos casos supone tener que tomar la decisión de desprenderse del medio de vida que se eligió para salir adelante económicamente, sin saber muy bien desde ahí cómo remontar dentro de un escenario en el que se sentirán abandonados y devaluados, poco comprendidos y apoyados. Lo digo porque como muchos emprendedores saben, un negocio, va mucho más allá de una simple apuesta que te expone a ganar o perder. Un negocio es una expresión de nuestros anhelos más profundos, un reflejo de nuestro deseo de servir a la sociedad, una creación en la que tuvimos que poner mucho de nosotros para que aquella idea nuestra cobrase vida. Todo el proceso no se resumió en una mera inversión económica, ni todos los empresarios autónomos encarnan los prejuicios desde los que son tildados en muchas ocasiones. ¿Qué ocurrirá conmigo, cómo me sentiré, si la diosa fortuna no se alineó con mis expectativas? Y cómo me sentiré sobre todo... si "De los demás", esas personas que nunca nos comprendieron ni apoyaron por el simple hecho de salirnos de la norma, lo único que recibo llegado el caso, es que nos muestren su satisfacción al constatar que "Mejor seguir siendo rebaño que pastor", "Mejor seguir yendo a lo seguro, que apostar por nuestros sueños".


Mi reflexión de hoy, me gustaría dedicársela a todos esos valientes que tuvieron la capacidad de arriesgar emprendiendo. A todos esos olvidados valientes sin los cuales la mayor parte de nuestro tejido empresarial sería incapaz de generar por si mismo, riqueza y empleo sin cotizar en el IBEX. A todas esas personas que hoy en día o bien siguen sacando músculo de dónde ya no queda mientras le plantan cara en soledad a la "cepa monárquica" o bien sucumbieron por el camino por falta de ayuda y medios con los que continuar.


A todas esas personas decirles, que como anteriormente comenté en otra reflexión "lo similar cura lo similar", que es lo mismo que decir que en la "enfermedad está la cura"... y me explico mejor. No olvidéis nunca que lo que os hizo seguir ese camino fue vuestra capacidad de creer en vosotros mismos y en vuestras ideas, fue vuestra pasión y empuje, vuestra determinación y vuestra férrea determinación de salir adelante por vuestros propios medios. No dudéis ni un segundo de que esas cualidades que os definen os ayudarán a resurgir desde vuestras cenizas las veces que sea necesario, sobre todo porque descender la cumbre del éxito es un potente acelerador de consciencia, que bien encauzado, acabará convirtiéndose en vuestro mayor éxito personal.


Y como muestra un botón, cierro este post felicitando a una amiga, Isabel, que como muchos de vosotros apostó hoy hace un año por su sueño. Año perverso este 2020 para iniciar cualquier tipo de actividad. Si vuestros negocios os pudiesen hablar, sin duda alguna os darían las gracias, como también os las deberían desde la sociedad por atender sus necesidades prestando vuestros servicios.






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