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Confundir Esencia con Presencia

En una época en la que se nos insta socialmente a mantenernos conectados a las redes para tener presencia en el “maravilloso mundo de internet” es muy fácil que para lograrlo, estar o sentirnos presentes, dejemos a un lado nuestra esencia. Si este es tu caso el contenido de este post es para ti.

Es muy habitual que en muchas de las redes sociales en las que tenemos presencia activa mostremos a los demás una imagen distorsionada de nuestra realidad más objetiva. Al haberse convertido en muchas ocasiones este canal de comunicación en un medio de distracción o evasión, dónde “triunfa el que se hace más popular” algunas personas muestran aspectos idealizados de sí mismos para ganarse el prestigio o el reconocimiento de los demás, importando mucho más el número de seguidores y “me gusta” conseguidos en sus publicaciones que el sentido o propósito de la comunicación que tratan de trasladar en sí misma. Dejando por lo tanto de ser fieles a su esencia.

Como vivimos en un mundo donde existen un sinfín de opiniones y gustos, obviamente gustar a todo el mundo es una empresa difícilmente alcanzable. Pero lo que sí se puede lograr es entablar una comunicación sincera y transparente, en la que prime ante todo ser uno mismo, aunque esta no sea del agrado de todas las personas a las que nuestros mensajes puedan llegar.

Lo peor que puede pasar cuando uno actúa de este modo es que no reciba la “aprobación” de las personas que no se sientan afines, o que incluso no la reciba porque lo que está mostrando suscite el recelo oculto de los demás, ya que con esa otra cara oculta de las redes hay que contar siempre que nos expongamos en ellas porque no todo el que manifiesta alegrarse por el bien ajeno lo hace a la hora de la verdad. Pero honestamente ¿El número de “me gusta” recibidos merece tanto la pena como para que sacrifiquemos nuestra autenticidad? Quizá en algunos casos la merezca porque nuestra autoestima se encuentre muy ligada a la aprobación de un tercero, pero por esa misma regla de tres nos veremos en serios problemas si no logramos. Quizá ante tal tesitura lo mejor sea mostrarnos en esencia aunque nuestra presencia quede relegada a un segundo lugar. Mejor que tú centro de equilibrio y poder personal dependa exclusivamente de ti que cedérselo a los demás. ¿No te parece?

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