top of page

¿Por qué nos cuesta tanto alcanzar nuestro ideal de felicidad?

Si sientes en estos momentos que no eres feliz en algún ámbito de tu vida la siguiente reflexión es para ti. Actualmente son muchas las personas que se encuentran en una situación de este tipo lo reconozcan abiertamente o no. Aunque ya te anticipo que lo más probable es que no lo hagan porque vivimos en una sociedad que continuamente nos “estimula” a ir hacia la búsqueda de la felicidad y para no “parecer el bicho raro que no la encuentra” fingimos ser felices ante los demás y a veces hasta nos auto engañamos para no tener que hacer frente a cuestiones que nos causan malestar mientras nos alejamos de ella. Por lo que, por cierto, aprovecho para comentarte que si sigues mirando hacia otro lado y no encaras estas cuestiones, de ser este tu caso, difícilmente la alcanzarás.

El problema de base que gira en torno a esta cuestión es que muchas veces vamos detrás de algo que no sabemos muy bien ni qué es, de ahí que lo “idealicemos” y al idealizar le abrimos la puerta a las expectativas que nos hemos forjado en virtud de aquello que esperemos conseguir para ser felices cuando lo alcancemos. Y dónde existen expectativas existe un desequilibrio –que puede ser mayor o menor dependiendo del tamaño de las mismas – entre la realidad que ahora tengo dándole forma a mi día a día y esa otra “realidad” a la que espero llegar en el futuro. Te lo entrecomillo porque nada es real hasta que se materializa y lo que nos depara el futuro ¿Quién lo puede asegurar?

Obviamente cuanto más grande sea esta brecha, es decir, más alejado me encuentre de ese futuro que he idealizado en función de las expectativas que me he establecido, más tiempo tardaré en ser feliz por dicha regla de tres. Y ojo aquí porque muchas veces dichas expectativas –idealizaciones- las establecemos desde las carencias no resueltas de nuestro ego.

Pero la felicidad no es ni un destino, ni una meta, ni un conjunto de expectativas, ni tan siquiera una emoción… sino un estado de consciencia que nos permite mantenernos en un grado de bienestar óptimo con las circunstancias que ocurren en nuestra vida hoy. Esa es la razón por la que muchas personas aún transitando “situaciones complicadas” a juicio de cualquier ego, se sienten felices. Al final no es lo que nos ocurre sino como nos lo tomamos desde el nivel de consciencia en el que nos encontramos. Muchas veces no aceptar nuestra vida por haberla idealizado según nuestras preferencias y tratar de buscar otros alicientes para tunearla a nuestro antojo es lo que nos conduce a la infelicidad. Y es la razón también por la que si la suerte nos sonríe y alcanzamos las expectativas que nos hemos forjado persista nuestra insatisfacción después, para el mayor de nuestros asombros.

Si quieres sentirte feliz comienza por anclar dicho estado de conciencia dentro de ti desde la aceptación – que no resignación - de tus circunstancias, todas, más aún si son adversas, han venido a tu vida para mostrarte alguna enseñanza vital para tu crecimiento y evolución. Y no pierdas el tiempo yendo detrás de cosas que crees que te faltan, ni busques conseguir lo que tiene otro al que envidias porque lo percibes feliz, ningún aspecto externo podrá brindarte algo que no tienes en tu interior, ni a todos nos hacen felices las mismas cosas ¿Para qué compararse tanto?. Y te digo más, ¿Quién te asegura que ese al que envidias es en realidad más feliz que tú? ¿Y si se encuentra tan prisionero como tú de sus expectativas y de la imagen que ha tratado de forjarse para no reconocer el vacio interno que siente? No dejar de mirar las formas externas y compararse fuera constantemente con el otro es otra sutil forma de retrasar el momento de girar tu mirada hacia el interior y es otra de las trampas en las que solemos caer para evitar mantenernos presentes en el ahora. Único instante en el que es posible verdaderamente ser feliz, si tomas conciencia de que eso que buscas ya lo tienes dentro. El buscador y lo buscado en realidad son lo mismo.

bottom of page